Un poco sobre mí y mi pasión por la maternidad

¡Hola! Primero voy a presentarme.  Soy Carolina Seguí, psicóloga egresada de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, y mamá de tres hijos hermosos: Lola, Catalina y Benjamín.

Me parece importante contarles algunas cosas mías, porque más allá de mi formación y especialización en embarazo, parto y puerperio, creo firmemente que mi experiencia personal me habilita a poder hablar con fundamentos sobre estos temas.

Me casé con mi marido, Damián, cuando tenía 22 años. Desde siempre nos unió un deseo muy fuerte de ser padres. 

A los pocos meses del casamiento, empecé a tomar ácido fólico e hice todos los controles de rutina con mi ginecólogo, ¡y arrancamos la búsqueda!

Apenas dos meses más tarde, quedé embarazada por primera vez, pero resultó ser un embarazo ectópico, por lo que no prosperó. Y si bien pasamos momentos de mucha tristeza, no nos rendimos y decidimos seguir firmes en lograr nuestro objetivo: convertirnos en padres. 

Finalmente, un año más tarde lo conseguimos. Llegaba Lola, para regalarnos el título tan esperado. Casi tres años más tarde nacía Catalina y algunos años después, recibíamos a Benjamín.

Cada embarazo, parto y nacimiento de nuestros hijos, tiene una historia teñida de muchos momentos felices y algunos de tristeza.

Lo que marcó en mi la necesidad de dedicarme a esto, no sólo fue la pasión que me enlaza a la maternidad, sino también vivir en primera persona el feroz contraste entre las fantasías de lo que suponemos implica ser madre, y las demandas reales enlazadas a esta función.

A diario escucho a mis pacientes en el consultorio y en los cursos de preparación al parto que dicto: llorar por no concebir un embarazo, sufrir la pérdida de un embarazo deseado, estar atravesando un embarazo que no es deseado ni esperado ni buscado, o, lo que es más habitual, afligirse por tener sentimientos ambivalentes de amor – rechazo hacia sus bebés.

La historia que comienza a tejerse a partir del nacimiento de un hijo, está teñida de nuestros propios deseos, fracasos, miedos, incertidumbres, ideales…, y este es el principal motivo por el que nunca una historia puede ser igual a otra.

Sin embargo, poder atravesar estos momentos fundantes con información certera, acompañadas y contenidas, logra hacer la diferencia.

Las invito a que recorramos juntas esta montaña rusa de emociones, llena de pañales, mamaderas, noches sin dormir, lágrimas de tristeza y lágrimas de emoción, felicidad incontenible, miedos y aprendizajes.