Recetas mágicas (para criar un hijo/a)
Sabés que tenés que hacer? Dejalo llorar y en 3 días duerme toda la noche.
Sabés que tenés que hacer? Licuale la carne y mezclala en la comida así no la ve y la come igual.
Sabés qué tenés que hacer? Déjaselo un día entero a tu marido y que se arregle solo así ve lo que es tenerlo todo el día llorando.
Si hubiese una única solución a cada situación que se plantea con nuestros hijos, partiríamos de la base de que todos los chicos son iguales.
Las recetas mágicas NO existen. Cada niño tiene diferentes necesidades y modos completamente distintos de resolver las situaciones que se le presentan. Cada madre y cada padre son capaces (o no) de escuchar esas demandas y ayudarlos a tramitarlas de acuerdo a múltiples causas.
Las generalidades deberían quedar solamente para los test rápidos de las revistas de los domingos.
¿Cómo llegó ese hijo al mundo?, ¿cómo atravesaron el embarazo o la espera de ese bebé?, ¿cuánta distancia existe entre el hijo que soñaban y el hijo que llegó? ¿qué pasó en la pareja a partir del nacimiento?. No es posible pensar en trabajar en terapia sin tener en cuenta la historia de cada familia, su contexto, la situación actual.
Las soluciones mágicas sólo vienen a generar angustia, estimulando el pensamiento de que otros pueden y yo no. “La vecina le puso hojas de lechuga en la panza y al bebé se le fueron los cólicos. Yo lo intenté y lloró sin parar 12 horas seguidas. Algo debo estar haciendo mal”.
Una madre y un padre que están criando necesitan ser acompañados en el proceso con menos señalamientos y más contención. Necesitan saber que en el camino se presentarán diversos obstáculos, pero que el tiempo va acomodando y resolviendo muchos de ellos. No necesitan apoyarse en la falsa creencia de que hay un único modo de resolver situaciones y que, si ese modo no les resulta, algo malo hay en ellos o en su hijo.
Lo que para algunos fue una solución, a otros padres les implicó llanto y frustración.
Seamos capaces de buscar ayuda, de transitar acompañados el proceso de la crianza, de buscar nuevas herramientas para enriquecer los desafíos propios de estas etapas.
Si algo se asemeja a una receta mágica en el proceso de crianza, seguramente tenga que ver con tener en cuenta la historia particular de quienes están criando.
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